En el mes de abril de 1900, Darío visitó por segunda vez París, camiseta fc barcelona con el encargo de La Nación de cubrir la Exposición Universal que ese año tuvo lugar en la capital francesa. En los primeros años del siglo XX, Darío fijó su lugar de residencia en la capital de Francia, y alcanzó una cierta estabilidad, no exenta de infortunios. Durante el desempeño de su cargo diplomático, se enemistó con su antiguo amigo Alejandro Sawa, quien le había solicitado ayuda económica sin que sus peticiones fueran escuchadas por Darío. Además, no se le pagaron los honorarios que se le debían por su cargo de cónsul, por lo que se vio imposibilitado de regresar a París.
En 1901 publicó en París la segunda edición de Prosas profanas. Muy ilustrativo para conocer los gustos literarios de Darío resulta el volumen Los raros, que publicó el mismo año que Prosas profanas, dedicado a glosas breves a algunos escritores e intelectuales hacía los que sentía una profunda admiración. En España, Darío despertó la admiración de un grupo de jóvenes poetas defensores del Modernismo (movimiento que no era en absoluto aceptado por los autores consagrados, en especial los pertenecientes a la Real Academia Española). Fue la noche soñada por Raúl: los blancos lograron su torneo por novena vez consecutiva y el mítico siete volvió a sentir lo que es marcar un gol con la camiseta del Real Madrid, el club de su vida. ↑ El Barça dedica a Unicef la primera publicidad de su camiseta El País.
En su primera temporada, jugó 35 partidos y anotó cinco goles. Delantero de gran olfato goleador, ganó cinco «trofeos pichichi» en España, país donde registró sus mayores logros. En 1905 se desplazó a España como miembro de una comisión nombrada por el gobierno nicaragüense cuya finalidad era resolver una disputa territorial con Honduras. También datan de 1905 algunos de sus más memorables poemas, como «Salutación del optimista» y «A Roosevelt», en los cuales enaltece el carácter hispánico frente a la amenaza del imperialismo estadounidense. Aunque no parece que estas informaciones molesten al actual propietario del despacho de entrenador cuales moscas en verano: «No me condiciona en absoluto, los resultados y estas situaciones son normales, los nombres hace tiempo que se suceden». Se habla de que podría ser Salai, su más querido discípulo, aunque no se descartan otras manos cercanas al artista. Pero a la asombrosa noticia, le salió otra versión que también podría ser cierta.
Parece ser que por entonces concibió la idea de divorciarse de Rosario Murillo, de quien llevaba años separado. En los últimos años de su vida, Darío mostró también gran interés por otras corrientes esotéricas, como la teosofía. El archivo de Darío fue donado por Francisca Sánchez al gobierno de España en 1956 y ahora está en la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. «Trayectoria del Real Madrid de Baloncesto». Ese año publicó en Madrid el tercero de los libros capitales de su obra poética: Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas, editado por Juan Ramón Jiménez. En Abrojos, publicado en Chile, la influencia más acusada es la del español Ramón de Campoamor. En el latín, la tónica no se marca como en español con un golpe de voz más fuerte, sino con un alargamiento de la vocal.
XIX, como Núñez de Arce y Campoamor, Darío fue un gran admirador de Bécquer. Darío escribió tres libros y gran número de poemas sueltos, que constituyen lo que se ha dado en denominar su «prehistoria literaria». La poesía de Darío (salvo en los poemas cívicos, como el Canto a la Argentina, o la Oda a Mitre), excluye la actualidad de los países en que vivió, y se centra en escenarios remotos. Tanta importancia como la sinestesia tiene en la poesía de Darío la metáfora. No quiere esto decir, sin embargo, que la literatura en español no haya tenido importancia en su obra.